Que lamentable...

Comienzo ésta publicación con las mismas palabras de la columna que trato de rebatir.

Qué lamentable resulta retomar un tema que quisiéramos ya haber superado. No se si el señor Godoy Samayoa justo inicia su participación como columnista en ElPeriodico, porque no recuerdo haberlo leído antes. Talvez siempre escribe acerca de cosas que no me interesan. En fin.

Se refiere al conflicto armado interno, que es el nombre políticamente correcto que se le impuso a la guerra civil librada durante más de 30 años. Dice bien Godoy que fue una guerra de intereses externos peleada aquí. Solamente resta aclararle que los intereses peleados fueron los del gran capital transnacional y de la oligarquía local, defendidos por el ejercito. En el otro extremo se hallaban múltiples grupos sociales que simplemente ya no toleraron más las condiciones impuestas por aquellos dos primeros a la sociedad guatemalteca.

Como es bien sabido y notoriamente conspicuo, esas condiciones siguen presentes en la formación social guatemalteca aunque hayan perdido algo de su fortaleza. Mayor razón para no olvidar no solo el verdadero génesis del enfrentamiento, sino para actuar a favor de una resolución.

Es verdad que murieron muchos soldados, vistiendo el uniforme con la bandera de la patria (del criollo), Comisionados militares, PACs, y lamentablemente, civiles inocentes. Pero no es un secreto que entre el 95 y el 97 por ciento de las violaciones a los derechos humanos fueron cometidas por el ejercito, que en el mencionado artículo parece ser el salvador y redentor de la patria y no la terrible bestia asesina que fue y que selectivamente y en menor medida continua siendo.

Agrega que hay una manipulación de la realidad, siendo él quien la manipula y distorsiona porque le teme, como cómplice que casi seguramente debe ser, puesto que se cuenta entre los militares. De allí debe venir que repudie la condena a los animales de la masacre en Xaman, ocurrida hace a penas 11 años. Como instrumento de la vieja oligarquía, llama a sus amos, llamándolos malos guatemaltecos por no pronunciarse en contra de esa “cacería de brujas”. No entiende que para ellos todo salio bien. Ahora continúan por diversos métodos enriqueciéndose y desesperadamente intentan desligarse de su complicidad y papel criminal durante el conflicto y aún ahora.

No se da cuenta que él y otros como Zapeta, son solamente instrumentos pero con usos distintos. Unos para matar el cuerpo y otros la mente. Lamento mucho que el grueso de la población siga ignorando lo que verdaderamente son sus mal llamados defensores, el ejército y “los ricos”.