Cotidianidad extraña

Ayer me resultó muy grato leer a Juan Luis Font. Su planteamiento es muy interesante y es que dejemos a un lado el se acata pero no se cumple colonial y hagamos cumplir las leyes, simple como eso. Esto es especialmente urgente no solamente por la situación social actual, sino por el clavo del ataud que son  las reformas constitucionales que los "amigos y defensores de la libertad" estarán poniendo a la venta el próximo año.

Pues bien mientras caminaba a las cinco de la tarde se me ocurrió sintonizar la radio infinita y escuché a Fratti decir algo como:

   ...estamos analizando las opiniones de dos columnistas..

Se me ocurrió que hablaria de Juan Luis Font y precisamente asi fué y lo hizo en los términos siempre utilizados en su programa que fueron los criticados en la otra columna que se dedicó a analizar y que fue la de Marcela Gereda pero eso ya no lo escuché.

Lo que si escuché fue a una oyente que llamó diciendo que era de escasos recursos y en esencia que lo que el decir era una mentira, que como mujer estaba en contacto directo con la canasta básica y citando como ejemplo al aguacate y su siempre creciente precio le trabó las carretas al punto que mejor ofreció hablar más de ello luego.

Así ocurre en la cotidianidad, lejos de los santuarios de propagación ideológica, donde hombres y mujeres explotados luchan por su existencia. Esto último si lo dicen bien los liberales pero esconden lo primero y por supuesto dan un culpable para señalar, los políticos y el sistema político.

Porque no se cumple la ley viejo mula! (o en Guatemalita no hay justicia pal pobre)

Para liberales como Armando de la Torre la vida es una tombola, a la que unos pocos le dan vueltas y por supuesto solo pocos se benefician. Tal es el espiritu de la propuesta que el, su novio Ayau y muchos otros llevan años tramando y mercadeando y no digo solo des de Lite UFM o Infinita 100, sino desde los pulpitos de las iglesias que desde su introducción como aparato contrainsurgente no han dejado de rendirles dividendos a la clase dominante guatemalteca.

Claro, si el Estado no estuviera secuestrado por esas mafias encabezadas ahora por Zúñiga Fumagalli quien por cierto es bueno para acusar de imbeciles a quienes no esten de acuerdo con el latifundio feudal, seria mas sencillo hacer cumplir la ley pero como hay que estar conectado y tener dinero para que se haga justicia en el pais solamente algunos la obtienen.

Recuerdo que hace unos años aprobaron la pena de muerte por secuestro debido a que las estructuras paramilitares que crearon no tenian nada que hacer y como estaban insertados por todos lados se dedicaron a secuestrar gente de pisto. ¿que hizo la oligarquia? aprobar la pena de muerte para ese delito y santo remedio. Ahora que se dedican esas bandas criminales a secuestrar a quienes no tienen dinero ¿cuantas ejecuciones hemos visto en la television, en directo y a color?

Pasando a Manuelito Ayau, gran defensor del libre mercado y de la desigualdad creada por el. Claro mientras la mayor parte de la riqueza sea para su monopolio y siga acumulando capital que los otros sobrevivan y si se pueden comprar su cell phone para estar enviando mensajitos mejor, asi no lo chingan.

Lo peor es que así intentan demostrar la futíl teoria subjetiva del valor. Pamplinas

Trabajo enajenado

Hoy me recordo esta parte del artículo de Sylvia Gereda:

Es por ello que según el Gita, si uno desea hacer un trabajo importante, no se puede dar el lujo de involucrar al ego: de ser así, uno se encontrará agitado y lastimado. Cuando trabajamos para nosotros mismos, nos sentimos, nos consumimos. Cuando trabajamos por prestigio y poder, nos ponemos tensos y nos enfermamos. No sentir ansiedad sobre los resultados significa que cuando la suerte nos sonríe, cuando el éxito se presenta, uno no se entusiasma; sencillamente da las gracias

Imagino las descargas de ego que dejan en las maquilas las personas que buscan el primer turno de cinco minutos en el baño, para no encontrarlo ni sucio o la tapadera tibia. La ansiedad de resultados es para el capataz, posible violador y por supuesto culebra con el chino que "trabaja" por prestigio y poder.

Porque no preocuparnos del problema agrario de 100 años, de la violencia que aumenta el costo de la vida de toda las clases medias y bajas, sera porque estamos preocupados de llegar con dinero a la quincena o porque nos bombardean tormentas de mierda de radios liberales y claro discursos motivacionales de preferencia de 400.00 la entrada en el ENADE.

Vayan todos a la mierda

Fuera de tópico: algo de decencia

La siesta

Columnistas complacientes ya hayde sobra.

Andrés Zepeda /elPeriódico
lacajaboba@gmail.com


Así pues, unos piensan que la violencia en general y los insultos en particular deberían quedar al margen del quehacer periodístico, sobre todo si éste se propone cubrir públicos masivos, no especializados.

Lo que hacen, entonces (o lo que pretenden torpemente, sin lograrlo enrealidad) es crear una burbuja donde juntos todos es posible, y la tolerancia es un valor, y la luna es de queso, y las expresiones no son procaces ni soeces, y las discusiones son edificantes, y los abordajes son razonables y maduros, y los pajaritos cantan y las nubes se levantan… y todo sigue igual, y nunca pasa nada. Que viva Carlos Peña. Guatemala, ¡ra, ra, ra!

Pero la violencia sigue, se la percibe por todos lados, y muchos consideramos el hecho de encarar esa violencia (encararla y aprehenderla cada uno desde sí, para luego devolverla convertida en otra cosa, no necesariamente menos violenta) como una responsabilidad de primer orden. Muy desatendida, por cierto.

En lo personal, cuando veo a tanto enburbujado ajeno e insensible al despepute circundante, lo que me dan son ganas de interrumpirles merecidamente la siesta. Y hacerlo, claro, me resulta todo un regocijo.

¿Un deber? Digamos que no, para evitar caer en atildamientos deontológicos. Pero acaso sí un derecho muy lindante con el compromiso. Una manera de hacer política, en el sentido más amplio y menos resbaloso del término.

Columnistas complacientes, adocenados e inofensivos (o faferos) ya hay de sobra, mientras que los que nos rompemos el hocico en el intento de no serlo vamos siendo cada vez menos. ¿La tolerancia? Mi problema con ella es que no es un asunto de amplitud de criterio (que sería lo deseable), sino de vulgar musculatura. Decir “yo soy tolerante” equivale a decir “yo te aguanto hasta que no te aguante”.

Vaya progreso.