La naturaleza, teniendo en cuenta la necesidad de la conservación, ha creado a unos seres para mandar y a otros para obedecer. Ha querido que el ser dotado de razón y de previsión mande como dueño, así como también que el ser capaz por sus facultades corporales de ejecutar las órdenes obedezca como esclavo, y de esta suerte el interés del señor y el del esclavo se confunden.

Aristóteles, La Política

La manía de convertir en natural lo social o mejor, de despojar de contenido real los acercamientos puramente humanos son causados por la necedad de imponer una idea –mercado en este caso- por sobre la realidad. A quien se le ocurre preguntarse porque aquel que no está de acuerdo con la doctrina oficial en sus múltiples vertientes “compra su ropa” en el mercado. ¿Existe opción acaso?

El octavo párrafo de la citada columna es inconfundiblemente similar al extraído de La Política. Se sigue perpetuando la relación de dependencia, que aunque ya no es directa como en aquel entonces es inclusive más efectiva en preservar la propiedad de unos y la dependencia de otros.

Por el bien de todos, claro está.